Reivindico aquí la marginalidad de la vida,
la hermosa marginalidad que nos hace puros,
iguales.
Reivindico aquí a los ladrones pobres, a los mentirosos,
a los enfermos de pena.
He de reconocer que me cautivo el lado oscuro,
la turbiedad del agua que corrompe mi sangre,
el aliento a muerte de los que lloran a escondidas.
Heme aquí, mostrando mis gusanos come carne,
enarbolando la bandera negra de los olvidados.
Esto es mi poesía, ni más ni menos que la oscuridad
pura del alma.
la dolorosa oscuridad del alma.
Los invito a recorrer el túnel de vuestras propias vidas
a encontrarnos enteros al final del viaje,
a reconocernos, a querer lo que somos
y no lo que no somos.
Somos vida y muerte,
paz y violencia,
redención y pecado,
tinto y blanco,
verdad y mentira,
amor y odio,
hombre y mujer,
dios y el diablo.
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