Martes.
Hoy el día amaneció optimista pero al pasar las horas, minutos y segundos se ha ido nublando tal como lo hace el cielo ahora.
Cuesta ser optimista por estos días.
Maldición.
Recuerdo como si fuera hoy la maldición que me echaste, abarcando incluso a mis hijos.
Hasta ahora no creía en maldiciones pero en vista de los acontecimientos me parece necesario empezar a creer. Desde estas líneas te pido que levantes la maldición, la brujería, la artimaña oscura con la cual me cubriste entero. Y de paso quisiera que consideraras que pudiese bajar algunos kilos que me están sobrando de pies a cabeza.
Y sí, si alguna vez amé fue por tu amor. Suena algo mezquino pero es así. Uno debe amar a quien lo ama. Amar a un amor.
No estoy seguro de haberlo hecho contigo, más bien, estoy seguro de haber amado tu amor pero no estoy seguro de tu amor.
Me confundo.
Si no era amor lo que amé ¿qué chucha era?. Quizás tu agudo y puntiagudo sentido del humor. Tu inteligencia, tu calentura o todo eso junto pero aun así, mezclado, no alcanza para ser "amor". Entonces ¿te amé? Yo creo que sí pero el rigor de los acontecimientos anteriores a mi caída (relatada en la entrada anterior) me hace suponer que el factor no era yo, podría haber sido cualquiera que estuviese dispuesto a estar complaciendo tus anocheceres y despertares. Que te ayudara a sobrevivir las tardes de verano y te acompañara en tus jugarretas de otoño.
Se positivamente que me tuviste cariño, que te preocupaba mi andar cansino. Tantas veces que me ayudaste con una traducción, que me regalaste algo.
Pero no estoy seguro de tu amor, insisto, antes de mi deplorable caída al vacío. (prueba de lo anterior es que tan pronto como ocupé el espacio que dejó un ex amor, un nuevo amor ocupó prontamente el mío en tu casa, cama y posiblemente, lo dudo, corazón)
Simplemente, creo, hubiese bastado con estar. Estar y nada más. Da lo mismo como, donde y por que, simplemente estar y despertar cada día creyendo que amaba tu amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario